Investigación y redacción por Annette Ramírez Díaz
Nota: Por ser este relato uno más extenso de lo usual, será publicado en dos partes. Todo lo que se narra en esta primera parte ocurre en un periodo de tiempo de menos de 24 horas.
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Retrato de mujer joven, finales del siglo 17¹ |
LOS SUCESOS
Nos remontamos al mediodía del miércoles, 4 de abril de 1696, en la casa de Juan García de Fontanes, ubicada en la actual calle de San Francisco en el Viejo San Juan, cruzando la calle frente al Convento/ Monasterio de San Francisco.²
Juan García de Fontanes, soldado del presidio, de 22 años de edad, almorzaba con Ana Manuela de Jesús Sedeño, su esposa embarazada, con quien hace menos de 3 meses se había casado. Almorzaban en compañía de Francisca y Agustina Malavé, tía y abuela de Juan, respectivamente. También estaba presente Diego Ramos, un joven soldado andaluz de 18 años de edad, quien estaba alojado en dicha residencia y a quien Francisca le cocinaba. Diego estaba almorzando aparte, sentado en un banco cercano a la escalera de la casa.
Al terminar de almorzar, Juan de Fontanes se levanta para tomar agua, y acto seguido le rompe un jarro en la cabeza a Diego Ramos, lo trata de ahorcar y lo agrede a puños. Tanto la tía como la abuela de Juan tratan de separarlos, lo cual le da tiempo a Diego Ramos a salir corriendo. Juan de Fontanes alude a una afrenta a su reputación y se le va corriendo detrás con un pedazo de madera (un testigo dice que fue la tranca de la puerta, mientras que la mayoría dice que fue una mano de pilón) pero no logró alcanzarlo. Su vecino, el alférez Juan de La O, sale de su casa e intercede, le quita el pedazo de madera a Juan y tras intentar calmarlo, se retira. Regresa entonces Juan Fontanes a su casa y ataca a puñaladas a su esposa. Agustina y Francisca trasladan a la mujer herida a la casa contigua, donde vivía Juan de la O junto a su familia. La socorren y diligentemente llegan un cura, dos cirujanos y un barbero. Ana Manuela de Jesús Cedeño fallece al poco tiempo.
Localidad aproximada de la escena del crimen, marcada en rojo.³ |
Pasaremos a relatar, en orden cronológico, el proceso de investigación y pesquisa sobre el crimen. Este relato nos abre una ventana al pasado y las costumbres de la época. En la mayoría de los casos, se incluirá el relato tal como lo narra el escribano, con algunas correcciones de errores gramaticales para facilitar su lectura. Los apellidos Fontanes y Sedeño se han mantenido tal como escritos en el documento. La investigación estuvo a cargo del Gobernador Juan Franco de Medina, el Sargento Mayor Antonio Traspuesto y el Sargento Mayor don Antonio de Robles y Silva y el proceso fue registrado por el escribano Agustín de Herrera y Calderón.
Localidad aproximada de la escena del crimen⁴ |
de agua encima, tirándole con él sin darle motivo ni causa para ello, e instantáneamente le echó la mano en la garganta y lo arañó todo, a cuyo tiempo la dicha su mujer y su tía Francisca Malavé, que le cocina a este testigo y vive en dicha casa, vinieron a favorecerle y como pudo se zafó y echó a la calle tras de él, y el dicho Juan de Fontanes cogió una tranca de la puerta de la calle y le siguió hasta la puerta de Cristóbal Galán en donde se metió, y de allí pasó en casa de el alférez Juan de La O y su mujer e hijas le dieron un paño y le limpiaron la sangre que echaba el testigo por las narices, y habiendo estado en esta casa curándose, oyó gritar por estar inmediata a la del dicho Juan de Fontanes, y preguntando le dijeron que había vuelto a su casa, y porque la dicha su mujer y su tía le dijeron al dicho Juan de Fontanes que “por qué le daba a ese pobre”, sacó un cuchillo y le dio las puñaladas, que después vio a la dicha mujer toda llena de sangre y una de dichas heridas debajo de la tetilla, grande y profunda, y que no sabe la causa”. Diego añadió que Juan y Manuela “algunas veces reñían como marido y mujer, y que tenía a la dicha mujer por inocente, muy honrada, muy quieta y sin ruido alguno”.
Hábito de San Francisco |
Al salir de la casa de Ana Madama, el Gobernador se dirige a la casa de Juan de Fontanes para “hacer el proceso de embargo y secuestro de bienes”. En la casa están presentes Agustina y Francisca Malavé.
- Manto de peso nuevo con puntas nuevas.
- Enaguas de tafetán cochinilla con pasamano de galón de oro surruido y cintas.
- Saya de piel de febre nueva con 4 puntas de tafetán negro.
- Dos pares de enaguas blancas, unas de hilo azul y otras de hijo asijado.
- Camisa por acabar de pita con guardas y puntas de Bretaña.
- Sábana de lienzo blanco usada.
- Pedazo de ruan contrahecho de 6 varas. (alrededor de 5 ½ yardas)
- Un par de calcetas de hilo de algodón.
- Dos ramitos de la cabeza.
- Un rosario de coco con la cruz engastada y sus extremos que son quince de oro.
- Una gargantilla de granates finos con una imagen de oro y perlas engastada en una cuenta de oro.
- Un anillo de oro con un rubí pequeño.
- Unas lágrimas de piedras azules engastadas en oro y perlas.
- Una canastilla con diferentes pedazos de cintas de colores de tocados.
- Una canastilla con diferentes trastos de costura.
- Un frasco vacío de cuatro cuartillos de vidrio.
Árbol familiar y residentes de la casa de Juan García Fontanes⁸ |
También declararon que alrededor de 20 días atrás, la tía Francisca salió a misa y cuando llegó se enteró de que hubo una riña entre Juan y Manuela. “Riñeron en la cama”, él le dio golpes y la cogió por la garganta. Manuela salió gritando al corral y acudieron algunos vecinos a ayudarla. Diego de Fontanes, hermano del acusado, sacó a Manuela de la casa y la llevó a casa de sus primas, las hijas del capitán Alonso Delgado. Desde ese día Juan de Fontanes andaba enojado e irritado, y la noche antes del asesinato estuvo en la puerta de la casa como un desesperado.
Declaraciones del alférez Juan de La O, vecino: “Cuando el dicho Juan de Fontanes salió corriendo al soldado Diego Ramos, (Juan de La O) acudió y le quitó de la mano una mano de pilón con la que le iba a dar y le dijo que se sosegase y no alborotase la vecindad.” Francisca Malavé le pidió a Juan De La O que se llevase a Manuela para su casa, pero no lo hizo pues vio a Juan Fontanes tranquilo y por “no verle en la mano algún cuchillo ni instrumento con que poder hacer mal ni previno que hubiese tenido intención de matarla ni que el pleito fuese con dicha mujer, y así se despidió y pasó para su casa. Después de estar en su casa curando al soldado Diego Ramos porque con los golpes que le había dado le lastimó un brazo y le hizo echar sangre por las narices a que asistía Luis Vázquez, barbero, y a los gritos que oyó salió al corral y vio venir a la dicha Manuela de Jesús bañada en sangre y la recogió y llevó a su casa este testigo y entonces oyó decir que tenía cuatro heridas. Pasó de carrera a buscar al dicho Juan de Fontanes y no le halló en su casa ni supo a dónde había ido, aunque oyó decir que al Convento de San Francisco.”
A preguntas en cuanto a la relación de la pareja, indicó que “sabe, por vivir tan cerca de su casa, que desde que se casaron no han tenido hora de paz y que lo oía a él gritar y reñir pero que nunca la oyó a ella quejarse”. Al preguntársele sobre si conocía algún motivo para el crimen, “dijo que no sabía por qué causa podían ser estos disgustos y que tuvo siempre a la dicha Manuela de Jesús por muy honrada y apacible y sin salir de su casa, ni aún al corral pues la mujer e hijas de este testigo no la veían ni comunicaban ni la volvieron a ver más desde la noche que vino a la vecindad y pasaron de atención a recibirla”.
Pregonero antiguo⁹ |
Cuchillo de horqueta de ciervo |
Juan López de Armas, el segundo cirujano que atendió a la víctima, indica que la halló tendida en el suelo bañada en sangre con dos heridas, una al lado izquierdo sobre las costillas, de tres o cuatro dedos de ancho y transversal, y tan profunda que arrojó fuera parte del pericardio. La otra herida no tan penetrante, debajo de la tetilla izquierda. En el brazo del mismo lado, otras dos heridas a las cuales le dieron tres puntos a cada una y la grande cinco, pero que estaba sin pulso y mortal. Que le dio a beber vinagre aguado tibio que es costumbre sor si lanzaba alguna sangre extravenada, y dejándola curada por esta primera vez, se despidió y la dejó con poca esperanza de vida. Los cirujanos indican que Manuela fallece entre 15 minutos a media hora luego de ser atendida por ellos.
Las autoridades se dan a la tarea de buscar a Juan Fontanes, quien según testigos, se adentró al Convento de San Francisco, y por ser este un lugar protegido y sagrado, los guardias no podían entrar a buscarlo. El Gobernador mandó a 35 soldados a cercar los alrededores del Convento, sin permitir que nadie entrara y saliese sin identificarle. A las 4 de la mañana, sale Juan Fontanes y se entrega a las autoridades.
La historia se complica a partir de este punto, con el testimonio de Juan Fontanes. Pendiente a la PARTE II de esta microhistoria para el desenlace.
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Fuentes/ referencias:
₁ Retrato de Laura Chigi por el pintor Jacob F. Voet, ca. 1675.
₂ A.G.I., Santo Domingo, Leg. 162, AGPR.
₄ Ilustración San Juan Siglo 18, http://salonhogar.net/Salones/Espanol/Lecturas/sanjuanensiglo18.jpg
₅ Actual Plaza de Armas, Viejo San Juan
₆ La Puerta de Santiago o la Puerta de Tierra, estaba aledaña a la actual Plaza Colón, que antes se llamaba Plaza de Santiago.
₇ Museo de Arte Colonial de Caracas. Foto Daniel Santos, 2018. https://iamvenezuela.com/2018/09/en-la-quinta-de-anauco-una-cajita-del-siglo-xviii-guarda-la-historia-menuda-del-pais/
₈ Libro 1 Matrimonios de San Juan, folio 103v, partida 211, Matrimonio Juan Rodríguez de Fontanes e Isabel López de Zamora. / A.G.I., Santo Domingo, Leg. 162, AGPR.
₉ Ilustración de pregonero antiguo, http://www.lapanoramica.es/noticia/el-pregonero-por-francisco-jesus-hidalgo-archivero-municipal-y-cronista-auxiliar-de-cehegin/