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Wednesday, May 12, 2021

1696: Feminicidio en San Juan o Cuánto no hemos cambiado (PARTE I)

Investigación y redacción por Annette Ramírez Díaz


Nota: Por ser este relato uno más extenso de lo usual, será publicado en dos partes. Todo lo que se narra en esta primera parte ocurre en un periodo de tiempo de menos de 24 horas.

 

Para leer la Parte II, pulsa aquí


Retrato de Laura Chigi, por Jacob F. Voet, ca. 1675
Retrato de mujer joven, finales del siglo 17¹



LOS SUCESOS 

Nos remontamos al mediodía del miércoles, 4 de abril de 1696, en la casa de Juan García de Fontanes, ubicada en la actual calle de San Francisco en el Viejo San Juan, cruzando la calle frente al Convento/ Monasterio de San Francisco.²

Juan García de Fontanes, soldado del presidio, de 22 años de edad, almorzaba con Ana Manuela de Jesús Sedeño, su esposa embarazada, con quien hace menos de 3 meses se había casado. Almorzaban en compañía de Francisca y Agustina Malavé, tía y abuela de Juan, respectivamente. También estaba presente Diego Ramos, un joven soldado andaluz de 18 años de edad, quien estaba alojado en dicha residencia y a quien Francisca le cocinaba. Diego estaba almorzando aparte, sentado en un banco cercano a la escalera de la casa. 



Al terminar de almorzar, Juan de Fontanes se levanta para tomar agua, y acto seguido le rompe un jarro en la cabeza a Diego Ramos, lo trata de ahorcar y lo agrede a puños. Tanto la tía como la abuela de Juan tratan de separarlos, lo cual le da tiempo a Diego Ramos a salir corriendo. Juan de Fontanes alude a una afrenta a su reputación y se le va corriendo detrás con un pedazo de madera (un testigo dice que fue la tranca de la puerta, mientras que la mayoría dice que fue una mano de pilón) pero no logró alcanzarlo. Su vecino, el alférez Juan de La O, sale de su casa e intercede, le quita el pedazo de madera a Juan y tras intentar calmarlo, se retira. Regresa entonces Juan Fontanes a su casa y ataca a puñaladas a su esposa. Agustina y Francisca trasladan a la mujer herida a la casa contigua, donde vivía Juan de la O junto a su familia. La socorren y diligentemente llegan un cura, dos cirujanos y un barbero. Ana Manuela de Jesús Cedeño fallece al poco tiempo.

Localidad aproximada de la escena del crimen, marcada en rojo.³

 


LA INVESTIGACIÓN

Pasaremos a relatar, en orden cronológico, el proceso de investigación y pesquisa sobre el crimen. Este relato nos abre una ventana al pasado y las costumbres de la época. En la mayoría de los casos, se incluirá el relato tal como lo narra el escribano, con algunas correcciones de errores gramaticales para facilitar su lectura. Los apellidos Fontanes y Sedeño se han mantenido tal como escritos en el documento. La investigación estuvo a cargo del Gobernador Juan Franco de Medina, el Sargento Mayor Antonio Traspuesto y el Sargento Mayor don Antonio de Robles y Silva y el proceso fue registrado por el escribano Agustín de Herrera y Calderón.

 

Localidad aproximada de la escena del crimen⁴
La primera declaración se le toma al soldado Diego Ramos, quien indicó que al levantarse Juan Fontanes de la mesa donde almorzaba con su esposa a las doce horas del día, “fue a beber agua y le echó a este testigo el jarro
de agua encima, tirándole con él sin darle motivo ni causa para ello, e instantáneamente le echó la mano en la garganta y lo arañó todo, a cuyo tiempo la dicha su mujer y su tía Francisca Malavé, que le cocina a este testigo y vive en dicha casa, vinieron a favorecerle y como pudo se zafó y echó a la calle tras de él, y el dicho Juan de Fontanes cogió una tranca de la puerta de la calle y le siguió hasta la puerta de Cristóbal Galán en donde se metió, y de allí pasó en casa de el alférez Juan de La O y su mujer e hijas le dieron un paño y le limpiaron la sangre que echaba el testigo por las narices, y habiendo estado en esta casa curándose, oyó gritar por estar inmediata a la del dicho Juan de Fontanes, y preguntando le dijeron que había vuelto a su casa, y porque la dicha su mujer y su tía  le dijeron al dicho Juan de Fontanes que “por qué le daba a ese pobre”, sacó un cuchillo y le dio las puñaladas, que después vio a la dicha mujer toda llena de sangre y una de dichas heridas debajo de la tetilla, grande y profunda, y que no sabe la causa”. Diego añadió que Juan y Manuela “algunas veces reñían como marido y mujer, y que tenía a la dicha mujer por inocente, muy honrada, muy quieta y sin ruido alguno”.

 

Hábito de San Francisco
A las dos y media de la tarde, el Gobernador “vino a las casas de la morada de Ana Madama, madre legítima de Manuela de Jesús Sedeño, para efecto de hacer la diligencia y lista de las heridas y puñaladas que le dio Juan García de Fontanes, y por ante mí el presente escribano y en presencia de mucho número de testigos, habiendo hallado a la dicha Manuela de Jesús muerta, tendida sobre el soberado (2do nivel de la casa) en una estera (alfombra) y amortajada con el hábito de San Francisco, mandó que se descubriesen las heridas y habiéndolo hecho, se le vio una herida grande al lado del corazón por un lado del costado, cosida con puntos de hilo o de seda, y y otra más pequeña debajo de la telilla izquierda y en el brazo siniestro (izquierdo) otras dos heridas, y su señoría mandó volverla a cubrir con dicho hábito y mandó que se le diese sepultura.” En los archivos parroquiales de San Juan encontramos el acta de matrimonio de los padres de Manuela Sedeño: Gerónimo Sedeño y Ana Madama, efectuada el 1ero de julio de 1661 en el Convento de San Francisco. Libro 1 Matrimonios SJ, folio 46v. Es posible que Gerónimo haya fallecido en 1696 ya que en los documentos sólo se menciona a la madre. 

 

Al salir de la casa de Ana Madama, el Gobernador se dirige a la casa de Juan de Fontanes para “hacer el proceso de embargo y secuestro de bienes”. En la casa están presentes Agustina y Francisca Malavé.

 

Bienes embargados:

1- “Casa de madera y tejas terrera con medio soberao, que está en la calle que baja de la Plaza Real⁵ a la puerta de Santiago⁶, que hace frente con el Convento de San Francisco y alinda con casa del alférez Juan de la O, la cual dijeron ser de María García de Fontanes, hermana legítima del dicho Juan de Fontanes, y que se la dio la dicha Agustina Malavé, su abuela.” 

2-  Caja de cedro de menos de cinco cuartas de largo (alrededor de 42 pulgadas) y dos y media de ancho (alrededor de 20 pulgadas) y lo mismo de alto, cerrada con llave y cerradura.

Referencia de caja de cedro antigua.⁷

Contenido de la caja:
  • Manto de peso nuevo con puntas nuevas.
  • Enaguas de tafetán cochinilla con pasamano de galón de oro surruido y cintas. 
  • Saya de piel de febre nueva con 4 puntas de tafetán negro.
  • Dos pares de enaguas blancas, unas de hilo azul y otras de hijo asijado.
  • Camisa por acabar de pita con guardas y puntas de Bretaña.
  • Sábana de lienzo blanco usada.
  • Pedazo de ruan contrahecho de 6 varas. (alrededor de 5 ½ yardas)
  • Un par de calcetas de hilo de algodón.
  • Dos ramitos de la cabeza.
  • Un rosario de coco con la cruz engastada y sus extremos que son quince de oro.
  • Una gargantilla de granates finos con una imagen de oro y perlas engastada en una cuenta de oro.
  • Un anillo de oro con un rubí pequeño.
  • Unas lágrimas de piedras azules engastadas en oro y perlas.
  • Una canastilla con diferentes pedazos de cintas de colores de tocados.
  • Una canastilla con diferentes trastos de costura.
  • Un frasco vacío de cuatro cuartillos de vidrio.

El contenido de la caja de cedro, en adición a un jergón de paja (colchón), eran propiedad de Manuela de Jesús Cedeño. En adición, en la casa había ropa de hombre, perteneciente a Juan, así como dos taburetes, mesita, un banco, una "cama torneada de espejuelo", propiedad de la tía Francisca. Se indica que Manuela de Jesús Sedeño era propietaria también de un esclavo llamado Bartolomé, "que está en la Boca de Luisa". Esto último se refiere a algún lugar, pero no hemos logrado identificarlo, ¿podría quizás referirse a Loíza/ Boca de Cangrejos?


 

Árbol familiar y residentes de la casa de Juan García Fontanes⁸
Una vez completado el embargo, procede a entrevistar a las testigos Agustina y Francisca Malavé, quienes contaron lo siguiente: “Estaban los dichos Juan de Fontanes y Manuela de Jesús, su mujer, comiendo, y habiendo acabado y estando muy contentos y en paz, se levantó de la mesa el dicho Juan de Fontanes a beber agua de la tinaja, y volviendo de ella, para junto a la escalerita donde estaba un banco, y en él comiendo un soldado nombrado Diego Ramos que habita en esta casa, y le tiró con un jarro que le hizo pedazos y lo mojó y dio sobre él a cogerle por la garganta. Estas declarantes se fueron a abrazar con él y habiendo podido desunirlos, el dicho soldado salió para la calle y el dicho Juan de Fontanes decía: “¡Suéltenme, que es mi reputación!”, y entonces cogió una mano de pilón y salió tras de él a la calle a quererlo matar.”  “La dicha Francisca Malavé se fue huyendo al corral y la dicha su abuela se quedó junto a la puerta y a este tiempo entraron a la casa el alférez Juan de La O y su hijo Juan y Juan Antonio de los Reyes, soldados de este presidio, y lo apaciguaron, y después que se fueron los referidos, volvió la dicha abuela Agustina Malavé y le dijo la dicha difunta: “Señora, ¿no ve la puñalada que me ha dado mi marido?”. Indica la tía que ya Juan estando de vuelta en la casa “porque le dijo la dicha mujer que “por qué le daba al pobrecito” le dio aquellas puñaladas y que aún a ella la tenía amenazada y se temió que no la matase también, y que la dicha mujer era una inocente sin dar motivo a cosa alguna porque viviendo con ella lo podía asegurar.” La abuela indica que “entonces llamó gente y gritó y se pasó con la herida a casa de Juan de La O y el dicho Juan de Fontanes se salió por la puerta de la calle y que no vio el instrumento con que le dio.” 


También declararon que alrededor de 20 días atrás, la tía Francisca salió a misa y cuando llegó se enteró de que hubo una riña entre Juan y Manuela. “Riñeron en la cama”, él le dio golpes y la cogió por la garganta. Manuela salió gritando al corral y acudieron algunos vecinos a ayudarla. Diego de Fontanes, hermano del acusado, sacó a Manuela de la casa y la llevó a casa de sus primas, las hijas del capitán Alonso Delgado. Desde ese día Juan de Fontanes andaba enojado e irritado, y la noche antes del asesinato estuvo en la puerta de la casa como un desesperado.


Declaraciones del alférez Juan de La O, vecino: “Cuando el dicho Juan de Fontanes salió corriendo al soldado Diego Ramos, (Juan de La O) acudió y le quitó de la mano una mano de pilón con la que le iba a dar y le dijo que se sosegase y no alborotase la vecindad.” Francisca Malavé le pidió a Juan De La O que se llevase a Manuela para su casa, pero no lo hizo pues vio a Juan Fontanes tranquilo y por “no verle en la mano algún cuchillo ni instrumento con que poder hacer mal ni previno que hubiese tenido intención de matarla ni que el pleito fuese con dicha mujer, y así se despidió y pasó para su casa. Después de estar en su casa curando al soldado Diego Ramos porque con los golpes que le había dado le lastimó un brazo y le hizo echar sangre por las narices a que asistía Luis Vázquez, barbero, y a los gritos que oyó salió al corral y vio venir a la dicha Manuela de Jesús bañada en sangre y la recogió y llevó a su casa este testigo y entonces oyó decir que tenía cuatro heridas. Pasó de carrera a buscar al dicho Juan de Fontanes y no le halló en su casa ni supo a dónde había ido, aunque oyó decir que al Convento de San Francisco.”

A preguntas en cuanto a la relación de la pareja, indicó que “sabe, por vivir tan cerca de su casa, que desde que se casaron no han tenido hora de paz y que lo oía a él gritar y reñir pero que nunca la oyó a ella quejarse”. Al preguntársele sobre si conocía algún motivo para el crimen, “dijo que no sabía por qué causa podían ser estos disgustos y que tuvo siempre a la dicha Manuela de Jesús por muy honrada y apacible y sin salir de su casa, ni aún al corral pues la mujer e hijas de este testigo no la veían ni comunicaban ni la volvieron a ver más desde la noche que vino a la vecindad y pasaron de atención a recibirla”.

 

Pregonero antiguo⁹
El Gobernador Don Juan Fernández Franco de Medina “ordenó y mandó que todas las personas y vecinos, estantes y habitantes de esta ciudad, de cualquier estado y calidad que sea, que supieren, entendieran o tuvieran oculto a Juan García Fontanes, soldado de este presidio, lo manifieste y presente dentro de dos horas, so pena de la vida y perdimiento de bienes, por haber muerto alevosamente a Manuela de Jesús, su legítima mujer y lo mismo se entienda con los que lo auxiliaren o dieran de comer, y para que llegue la noticia de todos se manda a publicar a son de cajas.”

Cuchillo de horqueta de ciervo
Acto seguido toman el testimonio de Don Domingo Álvarez, el primer cirujano que llegó a la escena, encontró a la mujer tirada en el suelo en momentos en que el padre Félix de Villalta la confesaba. Una vez confesada, el cirujano examinó sus heridas y “hallándola mortal, dijo que la oleasen y envió a no obstante a llamar a Juan López de Armas, cirujano, a pedirle su herramienta para que ayudase a curar” y después que recibió la extremaunción, entraron a curarla y “viendo que estaba mortal y sin remedio, dijo que le llamasen un sacerdote que la ayudase a morir”. Indicó que las heridas fueron hechas con un cuchillo grande de horqueta, y no con espada ni daga.

Juan López de Armas, el segundo cirujano que atendió a la víctima, indica que la halló tendida en el suelo bañada en sangre con dos heridas, una al lado izquierdo sobre las costillas, de tres o cuatro dedos de ancho y transversal, y tan profunda que arrojó fuera parte del pericardio. La otra herida no tan penetrante, debajo de la tetilla izquierda. En el brazo del mismo lado, otras dos heridas a las cuales le dieron tres puntos a cada una y la grande cinco, pero que estaba sin pulso y mortal. Que le dio a beber vinagre aguado tibio que es costumbre sor si lanzaba alguna sangre extravenada, y dejándola curada por esta primera vez, se despidió y la dejó con poca esperanza de vida.  Los cirujanos indican que Manuela fallece entre 15 minutos a media hora luego de ser atendida por ellos.


Las autoridades se dan a la tarea de buscar a Juan Fontanes, quien según testigos, se adentró al Convento de San Francisco, y por ser este un lugar protegido y sagrado, los guardias no podían entrar a buscarlo. El Gobernador mandó a 35 soldados a cercar los alrededores del Convento, sin permitir que nadie entrara y saliese sin identificarle. A las 4 de la mañana, sale Juan Fontanes y se entrega a las autoridades.


La historia se complica a partir de este punto, con el testimonio de Juan Fontanes. Pendiente a la PARTE II de esta microhistoria para el desenlace.



Para leer la Parte II, pulsa aquí

Fuentes/ referencias:

₁ Retrato de Laura Chigi por el pintor Jacob F. Voet, ca. 1675.

₂ A.G.I., Santo Domingo, Leg. 162, AGPR.

₃ AGPR, Mapoteca, fragmento del Plano del Recinto Amurallado de la Ciudad de San Juan, antes de efectuarse el Derribo de las Murrallas al Este de la Ciudad en el año 1897.

₄ Ilustración San Juan Siglo 18, http://salonhogar.net/Salones/Espanol/Lecturas/sanjuanensiglo18.jpg

₅ Actual Plaza de Armas, Viejo San Juan

₆ La Puerta de Santiago o la Puerta de Tierra, estaba aledaña a la actual Plaza Colón, que antes se llamaba   Plaza de Santiago.

₇ Museo de Arte Colonial de Caracas. Foto Daniel Santos, 2018. https://iamvenezuela.com/2018/09/en-la-quinta-de-anauco-una-cajita-del-siglo-xviii-guarda-la-historia-menuda-del-pais/

₈ Libro 1 Matrimonios de San Juan, folio 103v, partida 211, Matrimonio Juan Rodríguez de Fontanes e Isabel López de Zamora. / A.G.I., Santo Domingo, Leg. 162, AGPR.

₉ Ilustración de pregonero antiguo, http://www.lapanoramica.es/noticia/el-pregonero-por-francisco-jesus-hidalgo-archivero-municipal-y-cronista-auxiliar-de-cehegin/