Les Morphinées, 1891, Georges Moreau de Tours¹ |
Investigación y redacción por Annette Ramírez Díaz
Los casos de morfinomanía (adicción a la morfina) en Puerto Rico durante la década de 1890 son claro ejemplo de cómo la crisis de los opioides no es exclusiva de nuestro días, sino que tiene raíces históricas e ilustran una trama de adicción, comercio ilegal y esfuerzos comunitarios por combatir un problema de salud pública.
El abuso de morfina en el siglo XIX fue un fenómeno global. Su uso transformó el tratamiento del dolor gracias a la invención de la jeringuilla hipodérmica en 1853, facilitando así su administración y, desafortunadamente, su abuso. Inicialmente vista como un avance médico milagroso, la adicción a la sustancia provocó un cambio en la percepción pública, lo que impulsó tanto a la comunidad médica como a la sociedad a buscar maneras de regular su uso y distribución.
En Juana Díaz, el epicentro de la crisis de morfinomanía entre 1892 y 1894, se reportaron casos alarmantes que reflejan la extensión y severidad del problema, afectando hasta a un 10% de su población², incluyendo a segmentos vulnerables como mujeres jóvenes y niños.
El periódico La Correspondencia de Puerto Rico reportaba:
"Sigue la morfinomanía propagándose en este pueblo. ¡Dios perdone a quien tuvo la culpa! Pasan de doscientos los maniáticos que diariamente se inyectan el alcaloide, y ya llegan hasta forzar a pobrecitos niños para que se lo dejen propinar; hay hasta señoritas que se reúnen misteriosamente para unas a otras prestarse los servicios de la jeringuilla de Pravaz, asegurándose de una señora cuyo cuerpo ya no le cabía un pinchazo más. Últimamente han sido recogidos dos niños cuyos cuerpos parecían los de un leproso, a causa de tanta y tanta inyección. Ofrecían el aspecto más deplorable, mirada lánguida, escuálidos, desencajados. El que se halla dominado por tan detestable vicio, a menudo se vuelve alcohólico, mentiroso, vago, estúpido, tramposo."³
Jeringuilla de Pravaz⁴ |
Sobre los casos de niños, se dijo que:
“Félix Rodríguez, de 12 años de edad, empleó morfina durante 10 meses. Este niño está hecho una lacra de los pies a la cabeza. Gran postración, parálisis en el desarrollo, flaqueza extrema y rostro avejentado. Martín Diaz, de 12 años, con 8 meses de vicio, su estado es igual al anterior. Estos dos niños representan la comisión de un crimen horroroso que debe castigarse con mano firme. En Juana Díaz hay realmente una revolución entre los viciosos y los especuladores del vicio.” ⁵
Estos casos en Juana Díaz no solo ilustran la profundidad del problema, sino también la complejidad de abordarlo. En respuesta a la crisis, la Junta de Sanidad de Juana Díaz tomó medidas significativas, como la instalación de un local para asistir y curar gratuitamente a los morfinómanos, y solicitó a la Subdelegación de Farmacia que ejerciera influencia sobre los boticarios de Ponce y la capital para restringir la venta de morfina sin receta médica. Esto refleja una estrategia integral que buscaba no solo tratar a los ya afectados, sino también cortar el suministro.
“Los morfinómanos de Juana Díaz están de enhoramala porque el alcalde don Lorenzo Carbó, que también es presidente de la Junta de Sanidad, ha publicado un bando que tiende a corregir el vicio que les domina.”⁶
Además, la Alcaldía Municipal y la Junta de Sanidad de Juana Díaz emitieron comunicados instando a los afectados a someterse a tratamiento médico y advirtiendo a la comunidad sobre la vigilancia y penalizaciones a quienes distribuyeran morfina.
En medio de la crisis surge la figura de don Pedro Monclova Gallardo, farmacéutico de Juana Díaz, un caso fascinante de cómo una persona puede ser percibida de maneras diametralmente opuestas. Para algunos, Monclova se presentó como un héroe que enfrentó el problema con determinación y compasión, ofreciendo tratamiento y apoyo a aquellos atrapados en las garras de la adicción. Sin embargo, para otros, Monclova era visto como parte del problema, e incluso como el causante de la adicción en el pueblo. Las acusaciones contra él de facilitar el acceso a la morfina sin adherirse a los requisitos legales dibujan un panorama de conflicto, en el que su papel en la crisis es objeto de debate. Esta doble percepción sobre Monclova refleja los desafíos en identificar a los verdaderos villanos y héroes en la lucha contra la adicción.
“El señor Monclova no necesita defensa, conocido como es él en la localidad por cumplir con intachable conducta el ministerio de su delicada profesión. Sin embargo, como se afirma que la opinión pública le acusa de ser quien vende aquí la morfina, y creemos que la opinión pública está formada por aquellas personas que poseen sentido común, moralidad y buenas costumbres, que no están influenciadas por ese malhadado vicio; en otras palabras, que no son partes interesadas en este delicado asunto; hacemos esta espontánea manifestación, que firmamos muy gustosos, con el único fin de que la verdad brille espléndida y no se le dé oído a las elucubraciones de aquellos que dicen que en Juana Díaz no hay morfinómanos.
Podemos afirmar que sin la cooperación enérgica de esas almas nobles y generosas, que se desviven por obtener la pronta curación de esos desdichados esclavos del alcaloide, Juana Díaz en no lejano tiempo hubiese sido un pueblo de espectros, cadáveres, idiotas y locos.”⁷
La problemática alcanzó un nivel de discusión pública, donde se debatía la veracidad de las acusaciones contra individuos específicos y se criticaba la difusión de información falsa o engañosa.⁸
Al parecer, los esfuerzos de las autoridades y la comunidad rindieron frutos, ya que las menciones en la prensa sobre morfinomanía en Juana Díaz disminuyeron considerablemente luego de 1895.
Lo ocurrido en Juana Díaz nos brinda una ventana al pasado, confirmando que el problema de los opioides es tan antiguo como persistente. ¿Podremos aprender de las lecciones del pasado para atajar las crisis actuales? Lamentablemente, hemos avanzado poco en enfrentarlo.
Fuentes:
¹ Le Petit journal, Supplément du dimanche, 1891. Gallica/BnF
² La Correspondencia de Puerto Rico. (San Juan, P.R.), 03 June 1893. Chronicling America/ Historic American Newspapers. Lib. of Congress. <https://chroniclingamerica.loc.gov/lccn/sn91099747/1893-06-03/ed-1/seq-2/>
³ La correspondencia de Puerto Rico. (San Juan, P.R.), 24 Feb. 1894. Chronicling America: Historic American Newspapers. Lib. of Congress. <https://chroniclingamerica.loc.gov/lccn/sn91099747/1894-02-24/ed-1/seq-3/>
⁴ Seringue de Pravaz - Conservatoire du Patrimoine Hospitalier Régional
⁵ La correspondencia de Puerto Rico. (San Juan, P.R.), 27 March 1894. Chronicling America: Historic American Newspapers. Lib. of Congress. <https://chroniclingamerica.loc.gov/lccn/sn91099747/1894-03-27/ed-1/seq-3/>
⁶ La democracia. (Ponce, P.R.), 24 March 1894. Chronicling America/ Historic American Newspapers. Lib. of Congress. <https://chroniclingamerica.loc.gov/lccn/sn90070270/1894-03-24/ed-1/seq-3/>
⁷ La correspondencia de Puerto Rico. (San Juan, P.R.), 01 April 1894. Chronicling America: Historic American Newspapers. Lib. of Congress. <https://chroniclingamerica.loc.gov/lccn/sn91099747/1894-04-01/ed-1/seq-2/>
⁸ La correspondencia de Puerto Rico. (San Juan, P.R.), 01 April 1894. Chronicling America: Historic American Newspapers. Lib. of Congress. <https://chroniclingamerica.loc.gov/lccn/sn91099747/1894-04-01/ed-1/seq-3/>
Gracias por ilustrarnos, Annette. Que interesante. Los opiodes no han podido ser regulados en el pasado, ni ahora. El problema persiste.
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